Raúl no era un número más

Cuatro años. Tenía 24 años y toda una vida por delante.  Seis segundos sesgaron tu vida de imprevisto, Raúl, pero sigues presente cada día, apoyándome y ofreciéndome tu vitalidad y recordándome que, de verdad, hay cosas bonitas por las que vivir y cosas horribles por las que evitar preocuparse.