Es el pequeño, pero el más grande. Es el lujo, pero generoso. Él es la luz que nos ilumina (gracias, amor). Él nos vino a degollar los malestares, las confrontaciones. Los problemas cambiaron por felicidad. La vida, intensa. Es la evolución que nos hace crecer. No solo como padres, sino como personas. Porque en sus ojos nos posaremos. Veremos a través de él un nuevo mundo. Una nueva esperanza. Una nueva alegría. Cada día. Cada mes que corre. Cada paso que aprende. Porque sin él, ahora, no seríamos nada. Solo polvo y arena en extinción. Jinetes en Harley en busca de una nueva razón para vivir. Conseguido. Él es el mayor tesoro. El centro del universo. La gracia y el salero. El todo. Y todo… por nada. Por ser así de adorable. Te queremos hijo.