Ahora ella es la pequeña, pero la más preciosa. No es de nadie, es de ella. Solo de ella. Es el póker con el que le gano la mano al destino. ¡Y qué destino! Dos vidas, latentes personalidades, a las que adoro. Ay, niños, cuánto os quiero. Es volver al pasado, a cuando yo eraSigue leyendo «Mía»