No hace falta cruzar el mundo

Brotan de debajo de un puente, sin esperanza alguna que llevarse a la boca. Crecen en las equinas de la ciudad y se vuelven invisibles, indiferentes para el viandante que lleva la cartera de piel o un elegante reloj.

Porque esta es mi reflexión con motivo del Blog Action Day. Porque no hay que desplazarse hacia el sur, a más dos mil kilómetros de distancia, ni viajar a mundos lejanos para encontrar la necesidad y la angustia compartida. En Madrid, diariamente, la sangre de cada viandante se paraliza por un segundo al comprobar el nivel de necesidad que existe.

La ciudad, la gran ciudad, es generadora de pobreza e insatisfacción humana. No deja de ser paradójico que con todos los recursos disponibles, haya personas que no puedan ni siquiera disfrutarlos. Esa distribución injusta de la población urbana marca las carencias de las grandes urbes.

Y existen. Vaya si existen. Vagabundean en las calles más céntricas, como dando lecciones de vida. Buenas tardes, la pobreza existe. Se sientan en un postigo a ver pasar las horas como si esperaran a que la señora de negro venga a recogerles. Sería entonces cuando toda su amargura se esfumaría.

En cada vagón, sus ojos no consiguen deslumbrar. Permanecen erguidos y grises, marcados por una vida que no querían llevar. Pero su mundo no se descompone por más que lo intenten. Esa pesadilla surge cada día. Y en su territorio ellos son felices.

Publicado por josedaze

Periodista especializado en "branded content", tecnología, innovación y economía digital, con habilidades en SEO, en campañas de marketing digital y entornos de social media. Amante del rock y las motos. Con dos hijos que adora.

4 comentarios sobre “No hace falta cruzar el mundo

  1. No creo que una pesadilla haga feliz a nadie, pero entiendo la metáfora de que los desfavorecidos viven en una situación cotidiana, repetida, a la que obligatoriamente se tienen que acostumbrar. No les queda otra posibilidad.

  2. lectura solo para entretenerse y si se puede aprender algo…
    no se si valga la pena, pero yo sigo p´lante…
    saludos

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